Autor: badmotor2008


Agosto de 2016. Vuelvo a visitar Madrid. Entre otras cosas, tengo un asunto pendiente con Victoria Ricci. Mi estreno con la argentina, unos meses antes, estuvo bien pero no fue redondo. Dejo el enlace del relato de aquel encuentro más abajo. Repetir con ella era cuestión de tiempo.

Segundo viernes del mes. Final de la mañana. Marco su número y contesta a la primera. Me dice que estoy en su agenda. Buena señal. Tras saludarnos, le pregunto por su disponibilidad inmediata. En un rato está visitable. Recibe en el mismo piso donde la conocí, en Ventas. Quedamos en una hora. La conversación me deja con buenas vibraciones. Conozco el camino. Durante el trayecto, pienso en aquel primer encuentro. La verdad es que Victoria me encantó. Aluciné con su belleza. Pero lo que más me gustó, fue su personalidad. Es una chica de ideas claras, segura de sí misma. Al teléfono, lo percibes. Es amable pero no te pelotea. Se muestra clara y directa. Llego puntual a su portal y vuelvo a marcar su número. Me abre y subo. Salgo del ascensor y veo su sonrisa a través de la puerta entreabierta. La abre del todo y me invita a entrar.

Nos saludamos con dos besos y la miro de arriba a abajo. Impactante. Conjunto de lencería blanco, con liguero. El contraste con el moreno de su piel le queda de miedo. Zapatos de tacón color beis. Melena rubia suelta. Manicura perfecta en rosa ácido, muy veraniega. Está más cañón que hace unos meses, cuando nos conocimos. Me conduce hasta el cuarto marcando el paso de manera elegante. Pura sensualidad. Ver ese culo en movimiento me hace suspirar. Victoria se ha cambiado de habitación. Más sencilla en cuanto a decoración, pero muy correcta. Limpia, ordenada e iluminada naturalmente. Así da gusto. Hay música sonando. Nos sonreímos. Victoria me ofrece bebida y pido agua. Sale a buscarla. Como dije la otra vez, el piso está muy bien. Por encima de la media.

Entra con mi un botellín de agua. Le digo que vengo duchado y limpio. Lo que hago siempre que es posible. Hablamos y ella se va desvistiendo. Yo hago lo mismo. Nos quedamos en bolas, de pie uno frente al otro. Acaricio sus pechos y compruebo su exquisita suavidad. Manoseo con firmeza. Sus tetas son preciosas, blanditas al tacto. Chupo sus pezones. Areola grande y oscurita. Muy sexy. Por cierto, el moreno que luce es completo. La ausencia de marcas de bikini refuerza el aspecto natural de sus tetas. No las busco pero no veo cicatrices por ningún lado. Victoria sube una marcha. Junta nuestras pollas y las frota con sus manos. Las levanta al instante. Me encanta sentir el tacto de sus manos y el roce de su polla. Hacemos relevos. Me pone jugar con ambas pollas. Nos pajeamos el uno al otro. Estoy cachondísimo y solo acabamos de empezar.

“Túmbate boca arriba y pon la cabeza en el borde de la cama”... escucho. No me dice lo que va a hacer pero lo intuyo. Ella se queda de pie y se coloca detrás de mí. Me hace abrir la boca y ensarta su herramienta sujetando mi cabeza con sus manos. Me la trago enterita. Empieza a moverse adelante y atrás. Me hace salivar. Emito sonidos al ritmo que ella marca. “¿Te gusta?”... me pregunta. “Me encanta”... respondo con la boca llena. Y es verdad. La polla de Victoria es deliciosa. Larga, buen grosor y ligeramente curvada hacia abajo cuando está contenta. Sutilmente, Victoria echa su cuerpo hacia delante y acaba tumbada encima de mí. Posición del 69, yo abajo. Sigo mamando, aunque es Victoria la que marca el ritmo. Me masturba. Aunque no la veo, siento el tacto de sus manos agitando mi polla. Me la chupa. Siento el calor de sus labios succionando. Estamos acoplados. “¿Me darás tu culito?”... pregunta con su polla entrando y saliendo de mi boca. La saco un instante para poder contestar. “Por supuesto”... respondo excitado. Abro la boca y me la mete hasta la garganta. Tras un rato de mamada mutua, decido comerme sus pelotas y pajearla. La tiene dura como una roca. Victoria gime. Recorro su entrepierna con mi lengua. Describo círculos alrededor de su agujerito y ella gime más. Me excita verla tan cachonda. Tanto, que le regalo un beso negro. Abro sus espectaculares nalgas con mis manos y clavo mi lengua en su ano. Delicioso. No sé quien lo disfruta más. Por su manera de gemir, diría que ella.

“Ponte a cuatro patas”... escucho. Aunque es una orden, en su voz suena dulce. Victoria busca condón y lubricante. Se queda de pie, pegada a la cama. Yo, en la posición solicitada, aproximo mi culo hasta ella. Lubrica su polla y mi agujero. Acerca su sable. Siento el contacto de su punta. Penetra. Con decisión, se abre paso en mi culo. Cuando la tengo toda dentro, empieza su bombeo. Suave y profundo. Busca mi polla con su mano. Agarra y comprueba lo cachondo que me tiene. Coloca sus manos en mis caderas y sube el ritmo. Victoria te folla de manera sensual. Pero lo hace mandando. Azota mis nalgas. Me pajea mientras sigue bombeando. Miro hacia atrás y disfruto la imagen de sus manos jugando con mi polla. Se queda quieta con su polla bien metida. Quiere que sea yo el que se mueva. Lo hago, empujando mi culo atrás del todo. Mis glúteos rebotan en sus caderas una y otra vez. Victoria vuelve a tomar el mando. Encula con fuerza. Me giro hacia atrás para ver su cara mientras me folla. Junta su cuerpo al mío y bombea con fuerza. Siento el roce de sus pezones en mi espalda. Me encanta como folla esta chica.

Sale y revisa que todo está en orden. Aprovecho para cambiar de postura. Me tumbo boca arriba porque quiero que me folle de cara. Penetra de golpe. Estoy entregado. Bombea con potencia y agita mi polla. Manoseo sus pechos. ¡Qué sensación más rica!... pienso para mí. Escupo en mis dedos y acaricio sus pezones. Los pellizco. Siento cada vez más placer y pido más caña. Victoria empieza a encularme a lo bestia. Autopista al orgasmo. Me corro a chorros, con su rabo taladrando mi culo y su mano sacudiendo mi polla. Justo lo que más me gusta para acabar. Dejo mi vientre y mi pecho perdidos. Su mano, totalmente impregnada de mi leche. Tras mis espasmos, Victoria permanece quieta. Pongo mis manos en su culo y empujo hacia mí. “¿Te follas más?”... pregunta sorprendida. “Así es. Me encanta sentirte dentro de mí”... respondo. Nos reímos. Victoria levanta mis piernas y las junta. Pega varias sacudidas fuertes, en plan broma, y sale de mí. Más risas. Me pasa papel para que pueda limpiarme.

Tumbados en la cama, iniciamos la charla post-coito. En primer lugar, hablamos de sexo. Coincidimos. La cosa ha ido mucho mejor que la primera vez. Yo estoy encantado y a Victoria la veo contenta. Dice que me ha podido follar a gusto. Me he sentido relajado del todo y se ha notado. Tras comentar la jugada, hablamos de otras cosas. Su conversación es inteligente. Y su trato, inmejorable. Me siento genial a su lado.

Al rato, pido permiso para darme una ducha. Victoria sale un momento de la habitación. Al volver, me dice que el baño está ocupado. Le digo que no importa, que no se preocupe. Me visto y me acompaña a la puerta. Ella con sus seductores andares y yo detrás. No nos cruzamos con ninguna compañera de piso, aunque no me habría importado. En la conversación anterior me había dicho que su amiga Angeles Cid estaba esos días con ella. En ese momento, estuve tentado de plantearle un plan pero me contuve. Llegamos al recibidor y me despide con dos besos. Abandono su piso con su bella sonrisa grabada en mi mente.


Conclusiones:
Me voy contento y satisfecho. Me he sentido más cómodo que en nuestra primera cita. Ella también. Victoria es una chica genial y una profesional enorme. Guapa y simpática. Me cuesta entender por qué no leemos más sobre ella. A título personal, me ha conquistado. Me encantó un detalle que tuvo y que guardo para mí.

Dejo un par de imágenes de su reciente sesión de fotos. De hecho, fue al verlas cuando recordé que no había compartido este encuentro. Una vez más, Victoria está espectacular. Además, me gusta el look natural que ha escogido esta vez. Menos maquillaje y más expresividad en su cara. Me encantan sus bonitos ojos oscuros. Por cierto, sus pechos han subido de talla. Estos no los conozco.

Added on March 01, 2017 at 12:00 am